El Sol sufrió el pasado martes la mayor erupción de los últimos cuatro años, una señal que presagia un nuevo ciclo de actividad tras un largo periodo de calma, según ha informado la NASA en un comunicado. La eyección de masa, que aconteció exactamente a las 01.56 (hora española), ha sido clasificada en la categoría 10, la más elevada, precisó la agencia espacial.
El observatorio espacial SDO (Solar Dynamics Observatory), lanzado en febrero del año pasado con el objetivo de analizar la actividad solar, registró la gran fulguración en una región muy activa del hemisferio sur del Sol, correspondiente a la mancha número 1.158. El hemisferio sur del Sol se había comportado en los últimos tiempos con menos actividad que el del norte.
La erupción, que estuvo precedida por varias explosiones de menor potencia en días anteriores, estuvo acompañada de una eyección de masa coronal, una potente explosión magnética en la corona del Sol que proyectó al espacio plasma ionizado a unos 900 km/segundo. La tormenta geomagnética debería haber alcanzado esta mañana la órbita terrestre. Las grandes erupciones solares pueden provocar graves perturbaciones de las telecomunicaciones, en los sistemas de distribución eléctrica y en los satélites, aunque la NASA descarta que la gigantesca causa problemas de consideración.
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